domingo, 29 de enero de 2017

¿Qué es convivir con una discapacidad?

Un total de 287 alumnos de Secundaria han participado en el I Certamen de Relatos Breves “¿Qué es convivir con una discapacidad?”, organizado por la Asociación Gentinosina Social, que cuenta con el aval de la Oficina de Derechos Humanos del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación. El jurado, compuesto por seis personas del ámbito del periodismo y la psicología, especializados en discapacidad, ha emitido su fallo donde destaca la calidad de los relatos de Sandra Copado y Eros Paulo Ferreira.
El certamen ha constado de dos categorías: la comprendida entre alumnos de 12 a 14 años y la de 15 a 17 años. La ganadora de la primera categoría ha sido la madrileña Sandra Copado, de 14 años y estudiante de tercero de la ESO en el I.E.S Antonio Gala de Móstoles (Madrid). En la segunda categoría ha resultado vencedor el canario Eros Paulo Ferreira con la historia “Mis superpoderes: mis capacidades”. Eros Paulo cursa 4º de la ESO, en el CEO Bethencourt y Molina de Santa Cruz de Tenerife.
Sandra Copado intenta transmitir en su relato las sensaciones que vive una chica tras la amputación de un brazo por un accidente de tráfico. En su escrito describe una historia de ficción donde muestra el fenómeno conocido como miembro fantasma. Por su parte, Eros Paulo Ferreira relata, en una historia con tintes autobiográficos, las dificultades que atraviesa un joven con discapacidad para relacionarse con su entorno social.
El jurado del I Certamen de Relatos Breves “¿Qué es convivir con una discapacidad?” ha estado compuesto por la presidenta de Gentinosina Social, Ana I. Hernández; su directora general, Jéssica Hernández; el periodista Antonio Olalla; la presidenta de la Asociación Convives con Espasticidad, Claudia Tecglen; la periodista Cristina Díaz Martínez; y la psicóloga Victoria Barrio.
A continuación os dejo ambos relatos:
SANDRA COPADO
¿Qué es convivir con una discapacidad?
Bienvenidos a un día de mi vida, soy una niña normal de doce años. Tengo muchos hobbies,
pero el snowboard y la pintura son mis predilectos. Combinando ambas pasiones, nace el ir
cada fin de semana a la montaña y capturar en un folio en blanco el paso de las estaciones.
Me hallo preparando mi maletín de arte, pues mañana saldré temprano junto a mi padre.
Mi ventana amanece helada, la noche anterior había nevado. Papá me ayuda a cargar los
lienzos, caballetes y pinceles en el maletero del automóvil. Él arranca el motor, nos
abrochamos los cinturones y ponemos rumbo al puerto de montaña. Comienzan ese ir y venir
de curvas horribles, y algunos patinazos debido al hielo, que hacen que mi estómago se monte
una fiesta muy poco agradable.
Cuando pensaba que mi malestar cesaba un flashazo me deslumbra y algo frío toca mi cuerpo.
Intento abrir los ojos, pero no puedo, trato de articular alguna palabra, pero solo salen
sonidos sin sentido alguno, tampoco puedo moverme. Me empiezo a cansar y noto como mis
párpados se cierran lentamente. Creo dormirme.
De nuevo un flashazo me despierta. Pero esta vez sí puedo ver, aunque no son imágenes
nítidas. También escucho un pitido constante. Enlazo cabos en mi mente y me doy cuenta de
que estoy en un hospital. Tomo una bocanada de aire, al fin puedo respirar. Distingo una
figura, de lo que supongo es una enfermera. Ella toca una máquina que no alcanzo a ver y me
retira unos cables conectados a una vía. Se acerca a mí y me hace algunas preguntas y, tras
comprobar que mis constantes responden correctamente, me atrevo a preguntar qué hago allí.
- Verás cariño, tu padre y tú tuvisteis un accidente de camino a la montaña. Él está bien,
no te alarmes, no ha sufrido daños, pero me temo que tu sí. Dice y señala mi brazo
izquierdo oculto tras la sábana.
Lo levanto, pero para mi sorpresa este no responde. Miro a la enfermera desconcertada. Con
la mano derecha y en un movimiento rápido y cortante lo destapo. Pensaba que tendría peor
aspecto, pero sin embargo me pica, escuece y arde. Intento que se mueva, pero no responde.
- ¡NO FUNCIONA! –Grito frustrada.
- Pequeña… es tan solo un espejismo, hemos tenido que amputarte del codo para
abajo, porque en el accidente saliste disparada y te cortaste con el badén. Lo que ves
no es real, lo siento. En seguida vienen los médicos.
Parpadeo atónita, no lo entiendo, siento como si la parte que me falta estuviera allí, además
de que me molesta y duele. Un médico y un psicólogo entran en la habitación. Me cuentan
que me van a ayudar a superar mi problema. Al parecer cuando pierdes una parte del cuerpo
es frecuente que creas que aun está ahí. Se llaman “miembros fantasma”, pero con terapia y
rehabilitación desaparece.
Y aquí me hallo, un año después mandando toda mi fuerza a víctimas de accidentes y demás fatalidades. 
Muchas gracias por su tiempo y por haber escuchado mi historia.


- EROS PAULO FERREIRA:
Mis superpoderes: mis capacidades
Me llamo Eros, tengo 67% de discapacidad, padezco epilepsia y estoy en tratamiento con
pastillas. Todo empezó el día de mi nacimiento. Saliendo del hospital tuvimos un accidente de
tráfico, pero, mientras que a mis padres les ocasionó cicatrices, moratones y algún trauma, yo
rompí la ventana con la cabeza. Me provocó un traumatismo craneoencefálico y una
convalecencia de tres meses en los que mis padres peregrinaron por diferentes consultas
médicas durante tres meses. Yo permanecía sin dar señales de vida a las continuas operaciones
y mis padres, preocupados y tristes, solamente esperaban una respuesta. Desde pequeño he
visto peleas, de hecho, las he vivido...
Años después, más o menos cuando tenía 8 años, mis padres se separaron y mi madre y yo
nos mudamos a Santa Cruz. Mi padre, del que no supe nada hasta dos meses antes de mi
cumpleaños, desapareció.
De mi paso por el colegio recuerdo que me acosaban. En el instituto no han cambiado las
cosas: me llaman el pardillo de la libreta y algunos me ven diferente solo por el problema de
mis piernas (llevo aparatos), pero ya aprendí a vivir con ello.
No me gusta hacer grupo con el resto de niños normales porque ninguno encaja conmigo,
salvo los de mi crew (me gusta el rollo urbano, la música y soy compositor de raps) o mi
mejor amigo, Lucas. En la distancia, ligar se me da de lujo por ser majo-culto, pero el físico da
rollo a las chicas.
Sé que en mi futuro no va estar nadie del instituto, pero es lo de menos, total, sea como sea,
tendré lo mismo que los demás. Si no me rindo es por una promesa que hice con mi amiganovia
antes de que muriese, mi querida Nayara.
Me cuesta aceptar su pérdida, todavía es mi vida aunque la noto ausente y a la vez cerca: me
siento vacío, miro las fotos del pasado, las comparo con el presente y duele saber que jamás
la podré ver. Ella es la bala de este cargador, el corazón de este muñeco de madera. Sigo
cumpliendo nuestra promesa, siempre luchando pese al peso, sigo adelante, me hago el fuerte,
pero cuando la menciono en mi mente soy de papel.
Duelen los recuerdos en la UVI, solo me importaba ella, me daba igual el resto: cuando mi
reina entró en la muerte, pero permanece en mi vida, en mi música, es mi fuente de
inspiración.

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